A esa hora... ¡demasiado calor!. Prueba mejor de 20:00 a 21:00 p.m. y date un margen por si acaso. En cuestión de felicidad, hay que atinar muy bien con el instante. Creo que no es eterna.
Bueno, por lo menos estoy segura que de 7:00 a 8:00 cuesta bastante más que en cualquier otro momento del día. Algo es algo... :o) Es cuestión de pararse y disfrutar, creo yo. Un abrazo, Laura.
A la felicidad no se le pueden poner horarios, viene cuando quiere y del mismo modo se va. A veces está ahí y no nos damos cuenta, no la sabemos ver. Pero el reloj nunca le sienta bien.
Cuadrar horarios es fácil, lo que no es fácil es cuadrar la felicidad.
ResponderEliminar¡Muy bueno, Belén!
Un saludo,
Gracias, Pedro! Para cuadrarla hace falta un equilibrio que a veces cuesta mantener (pero hay que intentarlo!).
EliminarUn abrazo.
La Felicidad llega cuando menos te lo esperas. Mucha crítica e ironía capto en tan pocas palabras.
ResponderEliminarO peor: la tienes al lado y no la ves!!
EliminarUn abrazo, Cybrghost.
A esa hora... ¡demasiado calor!.
ResponderEliminarPrueba mejor de 20:00 a 21:00 p.m. y date un margen por si acaso. En cuestión de felicidad, hay que atinar muy bien con el instante. Creo que no es eterna.
Besos felices.
Bueno, por lo menos estoy segura que de 7:00 a 8:00 cuesta bastante más que en cualquier otro momento del día. Algo es algo... :o)
EliminarEs cuestión de pararse y disfrutar, creo yo.
Un abrazo, Laura.
A la felicidad no se le pueden poner horarios, viene cuando quiere y del mismo modo se va. A veces está ahí y no nos damos cuenta, no la sabemos ver. Pero el reloj nunca le sienta bien.
ResponderEliminarEl reloj no le sienta bien a casi nada...! :o)
ResponderEliminarUn abrazo, Puri.